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Me acercó a casa

Salí del trabajo y estuve tomando algo con unos compañeros. Ya sabéis, unas copas, unas charlas y demás.

El caso es que después de unas cuantas copas, me quedé discutiendo acaloradamente con uno de mis compañeros de trabajo. Los demás, se fueron. Después me acercó a casa pero antes, cuando fuimos a por el coche, empezamos a besarnos en la parte delantera.

No sé cómo, pero teníamos un calentón bastante considerable, así que, nos pasamos a la parte de atrás. Fue rápido. Acabé quedándome medio vestido, medio desnuda. Me apretó las tetas, me besó y me hizo un dedo mientras yo, le pajeaba, haciendo que su polla se volviera más grande cada vez. Después de correrme, se la chupe. Fue cuestión de segundos. Se corrió en mi boca. Lo escupí fuera del coche, me vestí, y me acercó a casa.

África

Estuve cenando con mi marido. Sí, es extraño, pero con mi marido a solas. Hacía mucho tiempo que no nos dábamos un homenaje en este sentido.

Bien, cenamos, bebimos y charlamos. Después, estuvimos tomando un par de copas más, en un pub, al lado del restaurante.

 

Terminamos los dos con un pedo monumental. Especialmente yo, que hasta me mareaba.

 

Ya en el coche, metidos dentro y antes de arrancar, empezamos a besarnos. A mí siempre me ha puesto cachonda la manera de besar de mi marido, de manera que cuando empezó hacerlo me puse caliente. Me tocó los pechos. Era extraño porque, con tanto viaje y, al estar tanto tiempo fuera de casa, hacía mucho tiempo que no le sentía.

 

Me apretaba los pechos y me los tocaba por debajo de mi vestido, acariciándome los pezones. Entonces llevé mi mano a su polla. ¡Dios!, la tenía dura… Ya no recordaba lo dura que la tiene mi marido. Me excité aun más. Se la saqué y empecé a meneársela mientras seguíamos besándonos, y él seguía tocándome mis pechos.

 

Por la complejidad de mi vestido a mi no se me podía meter mano, así que, aunque él insistió en querer tocarme, le dije que no. Que hoy le tocaba a él. Le pregunté qué quería que le hiciera. Si quería que le hiciera una paja o bien, que se la chupara.

 

Me contestó que le daba igual pero que le tocara. ¡Buf!, me puse más cachonda aun, y empecé a chupársela. Mientras lo hacía le decía que se corriera. Se la chupé cada vez más fuerte, más salvaje, se la mordía… Después me retiré un poco y mirándole primero a la cara y luego, a su polla, seguí machacándosela con fuerza hasta que se corrió por todo el coche.

 

África

Me masturbé en el trabajo

Hoy me he masturbado en el baño del trabajo. Pero lo más extraño, es que ha sido pensando en una compañera de trabajo.

No me atraen las mujeres pero hoy, puntualmente, una compañera ha hecho que me pusiera cachonda.

Estaba viendo unos documentos con ella y he visto sus pechos, elevados, por encima del top. Me ha parecido una imagen muy sexy, y eso que ella, iba muy sencilla; pantalones vaqueros, top negro y unas bailarinas.

 El caso es que cuando me he sentado en mi despacho estaba húmeda. No podía parar de imaginar cómo sería acariciarle las tetas y apretárselas… suave. Entonces he decidido ir al baño (cosa que aunque os parezca extraña no he hecho antes) y masturbarme.

Cuando entré al baño y cerré con cerrojo, estaba ya mucho más cachonda. Supongo que la situación en sí, me daba más morbo aun. Estaba muy, muy mojada. Tanto que estaba segura que con solo tocarme un poco, me iba a correr.

Me apetecía hacer el guarro de lo caliente que estaba. Y me sorprende porque, el baño de la oficina, evidentemente, no es el lugar más cómodo ni apropiado para nada. Pero, era como si hubiera perdido el norte.

Hoy llevaba puesta una falda negra con medias, zapatos de tacón, y una camisa ejecutiva blanca.

Según entré al baño, ya me estaba tocando las tetas, apretándomelas. Pensando en las tetas de mi compañera. Después me senté en la taza con la falda y las medias bajadas de golpe, y me metí cuatro dedos directamente. De manera rápida, bruta. Solté un suspiro de placer demasiado alto para mi gusto pero, por suerte no había nadie en el baño. Después, seguí acariciándome, ya despacio, mientras me desabrochaba la camisa y el sujetador (os confieso que me quedé prácticamente desnuda). Mientras me tocaba las tetas, seguía tocándome el clítoris, metiéndome un par de dedos de vez en cuando.

Imaginaba a mi compañera, enseñándome sus tetas y masturbándose delante de mí. Hubo un momento en  que, me puse en cuclillas, en el suelo, metiéndome los dedos desde abajo. Fue entonces cuando me corrí. Antes de correrme, esperé y escuché, por si había alguien en el baño. Al ver que no, me corrí suspirando como una perra. Acabé tirada en el suelo, medio desnuda, y empapada.

 

África

Un ex amante

El viernes pasado, aunque normalmente las jornadas suelen terminar a las tres de la tarde, yo, tuve que quedarme. Y lo hice hasta las once de la noche. Me quedé en la oficina con un compañero de empresa, que había estado fuera durante dos años en oriente. Bien, este chico en cuestión, además de estar muy bueno, tuvo un lío conmigo hace ya muchos años. Siempre se nos dio bastante bien follar.

El caso es que, está recién incorporado después de mucho tiempo fuera. Y tuvo que quedarse como yo, para adelantar trabajo.

Estaba en mi despacho a eso de las diez de la noche, hablando por teléfono precisamente, con mi marido. Habíamos quedado a cenar con unos amigos a eso de las diez y, estaba avisándole de que no llegaría a tiempo y que, empezaran sin mí.

El chico en cuestión entro en mi despacho mientras que yo hablaba por teléfono. Llevaba dos copas y una botella de vino. Evidentemente, le dije con la mano que pasara. Me pareció un buen detalle que quisiera brindar, ya que hacía mucho tiempo que ni hablábamos.

Mientras yo le contaba a mi marido mi interminable día y él, me contaba ciertas cosas que le habían ocurrido en su día y, con su familia… mi ex amante, empezó a tocarme el cuello. Yo le quité la mano y, le hice gestos de “qué haces”, pero el tío me agarró la mano y me la puso en su paquete. Así, sin más. Me puse roja como un tomate porque además, mi marido estaba contándome cosas y, tenía que saber contestarle. Pero también me puse muy cachonda al ver, que tenía la polla muy dura. No ayudaba nada, pensar a la vez, en aquellos polvos que echábamos en su momento. Así que, le apreté la polla y le puse su mano en mis tetas.

Mi indumentaria era bastante informal ese día; Pantalones vaqueros y top de color rojo fuerte, con escote. Tengo bastante pecho y que con el top, digamos, que me insinuaba bastante.

Me senté en la silla. Juan – así se llama – , se puso delante de mí, y me agarró las tetas con las dos manos. Yo, le fui desabrochando el cinturón y los chinos aunque, casi ni me hacía falta. Le saqué la polla y empecé a meneársela con la mano izquierda, mientras hablaba por teléfono con la derecha. Seguía asintiendo a mi marido mientras que a Juan, le sacaba la lengua en plan salida…

Seguí pajeándole hasta que decidí meterme la polla en la boca, y empezar a mamársela. Tuve que parar, porque tenía que contestar a mi marido. Entonces, me saqué las tetas y empecé a hacerle una cubana. Se me escapaba alguna risita y a él, algún gemido. De hecho, mi marido me preguntó en algún momento qué pasaba. A lo cual le contesté, que era un chiste que estaba viendo en el ordenador.

Fue morboso y de increíble hija de puta cuando, después de no parar de pajearle con mis tetas, me avisó con las manos que se iba a correr. Le dije entonces a mi marido que esperara un momento y aparté el teléfono. Sin hacer ningún ruido, Juan se corrió en mi cara, y encima de mis tetas. Yo ni respiré.

Acto seguido, le dije a mi marido que luego hablábamos. Que no tardaría mucho en llegar.

Por supuesto tardé dos horas más, dado que después, me follé a Juan.

África

Un bar de playa

Un bar de playa. Se me acercó un negro autóctono de la zona; caribeño. El caso es que, como turista que soy para ellos – aunque estaba allí por otras razones que no eran de turismo – se acercó para evidentemente, ligar conmigo. Vamos, dicho de otro modo, intentar follarme.
Normalmente nunca me ha llamado la atención la raza negra. Además, en este caso era una persona poco cuidada e incluso con un aspecto desagradable. Pero no sé qué pasó. Hubo un momento, después de varias copas, que me excitó. Empecé a pensar en la situación morbosa, de comerme una gran polla negra, y sacarle toda la leche blanca hasta que se quedará flácida. Empecé a verme disfrutando de una polla negra y de un cuerpazo negro.
Le dije que nos fuéramos a la habitación y que quería que me follara. Me daba morbo además, la situación de utilizarle, como si fuera mi puto. Realmente como lo que era, un puto, que quería follarme y el cual, creía que tenía el control, pero verdaderamente, quien lo tenía era yo. Porque yo, había decidido que me follara.
Subimos a la habitación y lo primero que hice fue quitarme la parte de arriba. Empezó a chuparme las tetas como un primitivo. Era mucho más salvaje, pero daba gusto. Yo baje la mano hasta su polla, y noté como se le iba poniendo dura… ¡Joder!, ¡tenía un gran rabo! Entonces se quitó toda la ropa y, se tumbó en la cama de mi habitación. Tenía un cuerpazo y una polla enorme. Muy dura, diferente. Me bajé el tanga y empecé a masturbarme como una perra mientras él, se tocaba la polla y se pajeaba. No quería chupársela, dado que podía pegarme cualquier cosa, y no me fiaba mucho pero… no pude evitar darle un par de chupadas a esa polla negra. ¡Dios!, que dura la tenía. Se la chupé un minuto más o menos y, no me dio tiempo a quitarme cuando se corrió en mi boca. Me excité más aun. Pensé, que ya se había acabado, pero no. Era como un animal. Se levantó y me dio la vuelta. Empezó a metérmela por detrás, como una bestia. Yo, quería ponerle un condón, pero me daba tanto placer y, estaba sintiendo tanto… que me dejé llevar. Me la sacó fuerte y me la volvió a meter por el culo. Yo no sabía qué hacer. No me daba tiempo a reaccionar… Me dolió, pero también me estaba deshaciendo de placer. ¡Era increíble cómo me la metía!
Noté como se corrió dentro de mí y después, cuando la saca cómo lo hizo por toda mi espalda. Me di la vuelta y empecé a chupársela otra vez. No me dejó. Me folló la boca.
Después de dos horas follando se corrió de nuevo en mi coño y me dejó hundida. Se largo sin más y yo me quedé dormida. Amanecí al día siguiente tal y como me había quedado.
Nunca pensé que podría llegar a excitarme tanto.

África

Los números de 2012

Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2012 de este blog.

Aquí hay un extracto:

600 personas llegaron a la cima del monte Everest in 2012. Este blog tiene 3.800 visitas en 2012. Si cada persona que ha llegado a la cima del monte Everest visitara este blog, se habría tardado 6 años en obtener esas visitas.

Haz click para ver el reporte completo.

Un cumpleaños muy cachondo

Estuve en una celebración de cumpleaños de unos amigos en un bar. Mi marido, por supuesto, estaba fuera de viaje.

El caso es que en el bar, en la barra, había una camarera, que aunque yo sea mujer… estaba buenísima. Os la describo. Rubia de pelo largo, una cara muy morbosa, alta, un buen culo con vaqueros apretados y, lo que más me llamó la atención, unas tetas impresionantes. Escotadas, con las pechugas juntas. De verdad, que eran increíbles. Hasta a mí me pusieron mojada. Ese tipo de tetas (sin operar) que cualquier hombre soñaría para lo primero, hacerse una cubana con ellas.

Lo que me ocurrió, tiene narices la verdad. Es una de las experiencias más cerdas de mi vida y de nuevo, no sé cómo acabé haciéndolo.

Veréis, transcurrió la noche pidiendo copas y yo cada vez me ponía más mojada viendo esas tetas. No me atraen las mujeres en general pero… esa tía tenía un punto… que me encendía. El caso es que a ella también se le veía que yo le debía poner. No paraba de mirarme y echarme miraditas. Mis amigos por supuesto, estaban como locos con ella. Todos comentaban, los pedazos de tetas, que tenía.

Una de las veces, le pregunté si tenía operadas las tetas. Me contestó que no. Le dije que me parecían las tetas más bonitas que había visto como mujer. Y que incluso, para una mujer como yo, serían el tipo de pechos que querrías ver, disfrutar y besar. Le dije eso, ¿os lo podéis creer? Pues bien, me contestó que ella también se había fijado en mis tetas y que… no me quedaba corta. En ese momento…os prometo que parecía que me estaba deshaciendo de lo empapada que estaba…

Me dijo: ¿ese de ahí es tu amigo? Yo miré y comprobé que no era mi amigo así que le contesté que no. Ella me dijo, que por qué no la llevábamos a casa a la salida mi, “no amigo” y yo. Después añadió: no me gustan las chicas en general pero… siempre puedes mirar. Después dijo: Elena, encantada.

Así que eso hice. Me acerqué al chico aquel y le conté la papeleta. Primero, evidentemente no me creyó. Supongo que no se habría visto en otra en su vida, pero por supuesto, estuvo esperando a la salida y al final nos llevó a casa de Elena a las dos.

Cuando llegamos allí… Elena nos puso una copa y nos dijo, ¿os gustan mis tetas no? Entonces se quitó el top que llevaba y después el sujetador. ¡Dios mío!, eran preciosas, grandes, cachondas, de pezones morenos de tamaño medio. Empezó a tocárselas y se acercó a nosotros que estábamos en el sillón sentados. Nos cogió una mano a cada uno y nos las plantó en sus tetas… Yo por mi parte la apreté e intenté palparla todo lo que pude. Observé al chico que había venido con nosotros. Tenía una gran polla que se le notaba perfectamente por debajo de los pantalones blancos de lino que llevaba puestos. Eso fue el remate final… ya estaba cachondísima.

Mientras Elena se quitaba sus vaqueros y se quedaba en culote rojo… yo hice lo mismo. Me quedé totalmente desnuda. No quería tonterías y me sentía muy cerda. Muy salida. Vergonzosa pero… era precisamente lo que me ponía.

Entonces Elena, se acercó al tío, le bajó los pantalones y los calzones y empezó a chupársela sin decir nada. El tío tenía una polla enorme. Creedme. Enorme. Larga y gruesa. Elena, mientras se la chupaba, decía: Así que, te gustan mis tetas ¿verdad? ÁfricaYo le decía que sí, mientras me acariciaba el clítoris abierta de piernas en el sillón.

El chico le tocaba las tetas mientras Elena se la mamaba. Elena le dijo al chico que se pegara a mí y a mi coño. Entonces, yo ya no sabía qué hacer de lo cachonda que me puse. Tenía mi coño cerca, muy cerca de su polla, mientras Elena se la chupaba y se la machacaba con fuerza. Además, Elena me tocaba las tetas mientras. El chico se corrió cuando Elena empezó a meneársela con mucha fuerza y rapidez, llegando toda la corrida a mi coño y a mi tripa.

Yo no paraba de tocarme cada vez más deprisa. Debí correrme tres veces seguidas con la situación tan morbosa. Después de esto, Elena se tumbó en el sillón, con sus tetas al aire, abierta de piernas, y preguntó quién iba a follarla. El chico se incorporó y se puso encima de ella embistiéndola con fuerza. Yo me levanté y me puse delante de ellos de pie, masturbándome y tocándome los pechos.

Elena decía al chico que se corriera dentro de ella mientras gemía. Pero el chico no lo hizo. Sacó su polla y se corrió encima de ella por todo el cuerpo. Elena gemía. Yo me tiré a chupar la corrida y después la polla del chico. No quería que se desempalmara. Le decía que se mantuviera empalmado, que ahora tenía que follarme a mí. Me subí encima de él mirando a Elena que, mientras tanto no paraba de tocarse. Pensé en lo que había dicho Elena de que se corriera dentro de ella y yo, quería conseguirlo. Le cabalgué. El chico en un momento dado dijo que se corría, que me quitara de encima pero yo, me agarré fuerte al sillón y seguí moviéndome. Le dije: te vas a correr dentro de mí y me vas a encharcar de tu leche. En ese momento, noté cómo se corría y como hacía espasmos esa polla tan grande.

Elena se corrió a la vez.

 

África

Una fiesta en Suiza

Estuvimos en un coctel. Un cóctel con estilo. De esos de “alto standing” en un discoteca de Suiza. Putas de alto standing, champán, coca, y diversas drogas.

En esa noche todo el mundo ya estaba muy pasado y a su bola. Yo estaba en una mesa – reservado con unos compañeros de trabajo. Se levantaron todos y se fueron a bailar. Yo me quedé con el tipo (compañero de trabajo) al que después me tiraría. Llevábamos todos, un pedo considerable, como es normal. El tipo, que era mi compi, me dijo que si le acompañaba a la habitación a por una cosa  (teníamos la habitación encima del garito). Yo, no tenía otra cosa mejor que hacer así que… fui con él.

Cuando entramos en la habitación me senté en la cama mientras él estaba en el baño. Salió con una bandeja con cinco rayas de coca, en calzones y con la polla empalmada. Me dijo que si quería. Al ver su polla me puse cachonda como una bestia, y me metí dos rayas. En el mismo momento y sin poder dejar de mirarle la polla, se me pusieron los pezones y las tetas como piedras. Él, no es que tuviera ningún interés en follarme. Creo que sinceramente, no se daba cuenta de que estaba empalmado. Pero se debió dar cuenta cuando le agarré la polla como una salida. Se la agarré con fuerza mientras seguía metiéndose el resto de rayas de la bandeja. A mí, me invadió como una nube alrededor de mi cabeza y me nublé. Le saqué el pene y empecé a chupársela. Él, no decía nada. Ni suspiraba… pero a mí me daba igual. Seguí chupándosela con fuerza… relamiendo, mordiendo. Era como si fuera un utensilio para mí. En un momento y sin suspirar si quiera, se corrió en mi boca y me puso perdida. Me quedé sorprendida. Pero él, no decía nada. Me puse más cachonda aun. Le tumbé en la cama y literalmente le violé. Seguía empalmado. Yo, lo único que hice fue sacarme las tetas y tocármelas. Él no hizo nada de nada. Ni me tocó. Creo que estaba tan drogado… que no reaccionaba. Eso sí, su polla no bajaba ¡ni de coña! Me le follé sin condón y la verdad, aunque odio esa mierda, deseaba que se corriera dentro de mí. Y eso hizo. Después, me tumbé… y se la seguí chupando hasta que me cansé y casi me quedé dormida. Tenía ansia de polla… Amanecimos al día siguiente tal y como nos habíamos quedado. ¿Sabéis lo mejor? Él creyó que simplemente nos habíamos quedado dormidos. ¡Vaya pedo!

África

En un bar… cachonda

Quedé con un antiguo amigo a tomar una cerveza en un bar. Tomamos un par de copas y nada más. Aproximadamente a las dos de la mañana nos íbamos a casa. Me dijo que me acercaba a mi coche y me monté en el suyo.

No estaba bebida pero sí muy cachonda. Tenía la regla y por tanto, no estaba muy estable – sexualmente hablando. Estaba extremadamente mojada desde hacía dos horas. Así que monté en el coche y mientras teníamos la típica conversación no podía dejar de mirar y pensar en su paquete. Le besé y le puse la mano en el pezón de uno de mis pechos por debajo de la camiseta. Me dijo que los tenía grandes y duros. Le contesté, que estaba muy cachonda. Empezamos a besarnos como salidos y mientras lo hacíamos él me metió la mano por detrás del pantalón. Casi no le cabía pero consiguió llegar hasta mi coño…, meterme los dedos, y acariciarme el clítoris. Me tumbé más sobre él, incluso clavándome el freno de mano, y me abrí más de piernas para que llegara mejor. Estaba chorreando flujo como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Yo no sé qué me pasaba pero estaba muy, muy excitada.

Entonces le agarré la polla. La tenía dura como una piedra y me excitó aun más. Según estaba colocada me puse boca abajo, le desabroche el pantalón y empecé a meneársela. Yo le decía

 – ¿así?, ¿así?

Y él mirando al infinito gemía. Entonces bajé mi cabeza y empecé a chupársela rápido y con golpes cortos. Me avisó que iba a correrse a los cinco minutos de empezar, mientras me seguía metiendo los dedos por el coño desde el culo. No le hice ni puto caso porque en ese momento deseaba que se corriera en mi boca. Deseaba dejarle seco y ver, y notar cómo esa polla dura se ponía tensa en mi boca y daba espasmos. Le dejé seco. Se corrió como un toro. Después lo escupí en la calle y me fui a casa.

Yo no me corrí y me fui a casa tremendamente excitada, chorreando aun más todo mi camino en el coche. Me masturbé en el sillón de mi casa mientras mi marido dormía. Me metí los dedos, me arranqué los pezones y me chupé los dedos de mi otra mano, excitada, pensando en la polla que acababa de exprimir.

África